El caballo tiene un rico legado en la mitología y la cultura popular ya que ningún animal ha contribuido más al desarrollo de la civilización.
Al caballo se le ha vinculado tanto con los ritos funerarios como con el nacimiento, al verlo como la montura sobre la que cabalgaban aquellos que partían de este mundo o venía a él. El dios nórdico Odín cabalgaba sobre un corcel de ocho patas, mientras que, en la tradición hindú, un tiro de sementales arrastraba el carro de Surya, el dios sol, al igual que del carro de Apolo en la mitología griega.
En la astrología china, el caballo está relacionado con el atractivo y la persuasión y es un símbolo de libertad, lo cual da a los nacidos bajo el signo del caballo un carácter amigable y aventurero pero también profundamente emocional.
Con anterioridad a la domesticación del caballo, la distancia entre los pueblos y las culturas de la Tierra eran infinitamente grandes, por lo que casi no había interacción entre ellas. Pero una vez domesticado, el caballo sirvió a la humanidad en los viajes y en la guerra, en la agricultura y en casi todos los aspectos de la cultura humana. En la actualidad su papel ha quedado reducido a la agricultura y al entretenimiento, aunque sus energías no han dejado de ser tremendamente expansivas. Gracias al caballo, el mundo se hizo un poco más pequeño, y pueblos y culturas pudieron encontrarse.