Durante los años sesenta, se llevaron a cabo investigaciones al constatar que determinadas personas experimentaban problemas de respiración y arritmias en relación con la música.
El latido normal del corazón
sigue una pauta de "da-da da-da da-da". Un ritmo anapéstico crea un
ritmo cardiaco de "da-da-da da-da-da". Se trata de lo opuesto al latido
normal del corazón, que puede afectar a todas las funciones corporales
internas. Es uno de los muchos ritmos capaces de oponerse a los ritmos normales
del cuerpo. Cualquier ritmo fuerte al que nos exponemos durante un periodo de
tiempo suficientemente largo crea un estado de excitación e hiperactividad en
el interior del cuerpo a medida que entra en resonancia con él.
Los ritmos uniformes y dirigidos
restablecen los ritmos corporales cuando éstos están desequilibrados. Las
personas con dolencias cardiacas, por ejemplo, sacan un gran partido de la música
barroca. Esta forma de música clásica posee un ritmo tranquilizador y revitalizador
por lo que se refiere a las pulsaciones del corazón.
Este tipo de música se está
utilizando actualmente en cirugía cardiaca. Su ritmo ayuda en la curación y en
el fortalecimiento del corazón.
Las pautas rítmicas de siempre
han formado parte del ritual y la revitalización. Los ritmos puros, específicos,
se asociaban a las ideas, experiencias y procesos fisiológicos definidos. Las
pautas de golpeteo del tambor se refieren a las emociones y a la exploración de
la conciencia interna. En distintas prácticas chamánicas se utiliza el toque
del tambor para provocar un cambio en el estado de la conciencia e incluso un
trance. Quien participa en una de las citadas prácticas se concentra en el
toque del tambor y lo sigue, como si montara en él para realizar un viaje mítico
hacia un estado interior del ser. Ello proporciona acceso a niveles de conciencia
que son normalmente inaccesibles. En el chamanismo, el tambor establece una
suerte de puente que permite al chaman conectar con un estado de conciencia mágico.
En los procesos de curación, el
ritmo (ya se exprese a través de tambores, maracas, campanillas o gongs) puede
conferir vigor y estimular nuestras energías primigenias básicas.