Que tu oído me escuche.
Protege a mis hijos y mi ganado,
aunque estés cansado,
espera un poco más
y escucha mi continua oración.
Cuando amortajado bajo el manto de la noche,
tus esplendores duermen más allá de nuestros ojos,
y cuando por el cielo durante el día te mueves,
todavía a ti te imploro.
Sombras de terror de nuestros señores difuntos,
que podéis realizar o echar a perder los deseos,
muertas por mano no mortal habitáis bajo la tierra,
guardadnos bien.
Tradición Africana, pueblo Nandi
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