jueves, 6 de agosto de 2015

LAS PODEROSAS CANCIONES CHAMÁNICAS

 
Muchos chamanes cantan sobre la superficie tensa del tambor, produciendo una variedad de sonidos. En general, cantar es una parte importante de la práctica chamánica en casi todas las partes del mundo.
 
El rango de sonidos producidos es extraordinario: desde los sonidos guturales de los cantores Tuvan del sur de Siberia hasta las voces entrecortadas de los chamanes coreanos. Las notas sostenidas, los ritmos y sonidos repetitivos, los clics, los gritos y los sonidos guturales pueden oírse en prácticamente todos los actos chamánicos.

Entre los chamanes sora del sur de India se ha desarrollado un conjunto extremadamente elaborado de canciones para dar a cada espíritu con el que se encuentran en el viaje su propio tono específico. Estas melodías son reconocibles y se usan para que el chamán mismo y los testigos de su viaje identifiquen a los espíritus que aparecen.

En América del Norte, los indios yaqui, que viven alrededor de Sonoma en México y en Arizona, Estados Unidos, han desarrollado una enorme variedad de canciones relacionadas con la caza. Su tótem principal es el ciervo, y tienen una serie de canciones dirigidas al espíritu del ciervo, como este ejemplo:
 
Mi vieja corona de astas
Muevo mi cabeza alrededor
Mi vieja corona de astas
Mueva mi cabeza, cabeza alrededor.


Este tipo de canciones, a veces llamadas canciones de poder, llegan al chamán del mundo de los espíritus, a menudo durante un trance o vuelo del alma. Se usan para ayudar a encontrar fuerza, para rechazar espíritus indeseables, para llamar a los aliados del chamán y para iniciar un trance más profundo.

La propia canción puede ser una manera de viajar. Las canciones surgen como el agua de un manantial, trayendo sonidos que nunca antes han sido oídos, sintonías y palabras que crean paisajes sonoros tanto para el chamán como para el cliente, o los participantes en el ritual. A su vez, estas canciones generan danzas y acciones rituales que permiten exteriorizar el viaje dentro del espacio ritual. Esto viene ineludiblemente acompañado por la encarnación de espíritus que cruzan el puente creado por el sonido y la canción para entrar en nuestro mundo. El ritmo de los tambores o de las maracas también puede guiar al danzarín visionario del ritual comunitario, permitiendo el trance, la encarnación y la elevación de la conciencia.

 
 
 
 

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