martes, 4 de agosto de 2015

LOS ESTADOS DE TRANCE DEL CHAMÄN

 
Los chamanes son, en primer lugar y sobre todo, exploradores. Tal como siempre hemos explorado el mundo físico que nos rodea, los chamanes han explorado los reinos del otro mundo, trayendo de vuelta el conocimiento y la información que les permite actuar como mediadores, curanderos y guías. Para ello, han desarrollado una serie de métodos que les permiten dejar sus cuerpos atrás y, mientras están en trance, enviar una parte de alma a viajar hacia otros niveles de realidad.

 
A partir de los informes recibidos de los chamanes de diversas tradiciones, ha quedado claro que existen diversos niveles de trance chamánico. En el nivel más bajo o básico es posible viajar (a menudo siguiendo el ritmo de un tambor u otro instrumento rítmico) fuera de la realidad de cada día y hacia los reinos sutiles, donde es posible experimentar visiones.
 
Los tipos de trance más profundos, que se alcanzan mediante la danza o con el uso de alucinógenos pueden llevar al viajero más lejos, aunque puede ser «hacia dentro», hacia el Otro Mundo, o «hacia fuera», hacia el mundo superior, dependiendo de la percepción del individuo.
 
Está claro que este tipo de trance es similar a los estados de éxtasis que a menudo alcanzan los místicos. Sin embargo, existen diferencias en la manera de alcanzar dichos estados.
 
Mientras que el chamán normalmente necesita algún tipo de estímulo, el sonido o las plantas alucinógenas, el místico trata de alcanzar un lugar de silencio y ausencia de estímulos a través del ayuno o la meditación, o retirándose del mundo, como en el caso de la cabaña para sudar o de la búsqueda de la visión.
 
En los últimos años se ha dedicado una gran cantidad de estudios científicos a estos estados alterados de consciencia (como se describen normalmente). Se han sugerido casi tantas explicaciones como experiencias existen, y se han podido medir los aparentes cambios químicos del cerebro, pero nadie ha logrado trazar el mapa del viaje chamánico, excepto los que se someten a él.

UNA EXPERIENHA PERSONAL

El chamán se somete a una amplia variedad de experiencias. Algunos recuerdan lo que ven y experimentan durante la visión; otros no, pero conservan un nivel de comprensión que les permite actuar a partir de él. Asimismo, la mayoría de los chamanes son lo suficientemente conscientes de lo que les ocurre durante el vuelo del alma para poder ejercer cierto grado de control sobre la experiencia, aunque se debe añadir que "confiar" en la visión es una parte importante del trance chamánico. El trance mismo no implica una inconsciencia total: alguien en trance no se
olvida totalmente de su entorno, sino que más bien está tan orientado hacia dentro que entra en un estado más parecido al del sueño.
 

El origen de la palabra «trance» lo dice todo: viene de transpirar, que significa «pasar por alto», lo que indica un estado en el que el aspecto conocido de la realidad es menos imperativo que el aspecto interno. Esto es lo que dice un chamán contemporáneo cuyo trabajo incluye los estados de trance:

La inducción al trance puede ser producto de una serie de métodos, incluyendo los movimientos de balanceo y la danza; oír sonidos, ritmos y canciones repetitivos, dedicarse a la oración, la quietud, el control de la respiración, la hipnosis, etc.

El trance tiene una duración variable, dependiendo del estímulo que lo sustenta. A medida que se profundiza, las ondas cerebrales también se alteran, pasando de la frecuencia beta de la atención de vigilia a la frecuencia alfa de la relajación, y después se profundiza hacia la frecuencia tetha de la visión calmada y la frecuencia delta del sueño profundo o la comunión sintonizado y enfocada en la visión. El principal propósito del trance es permitir al sujeto experimentar la unión con ambos lados de la realidad al mismo tiempo, o entrar en el lado invisible, ultramundano, de la realidad.

Las descripciones recogidas por los antropólogos que estudian las tradiciones chamánicas de todo el mundo han mostrado que el lenguaje visual empleado por el viajero en trance para describir su experiencia es principalmente metafórico. Las experiencias pueden parecer chocantes y traumáticas, pero no dañan al viajero.

Hay un famoso relato de un chamán siberiano que, al ser llevado en un viaje de iniciación, se encontró en presencia de un herrero del otro mundo que le arrancó los ojos, la lengua y las orejas, los martilleó dándoles una nueva forma sobre su yunque y después se los v0lvió a pegar. Al despertar del trance, el chamán descubrió que ahora podía ver y entender los lenguajes de los pájaros y de las bestias, y que sus ojos recién sintonizados podían ver los reinos internos.
 
Chamanes de distintas culturas hablan de ser metidos en calderos y de que su carne hierve y se separa de los huesos durante el vuelo del alma, y que al despertar se encuentran cambiados y están más sintonizados con el mundo que los rodea. Este tipo de imágenes aparentemente violentas suelen acompañar la transformación curativa.

 


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